Comenzamos una tradición desde 2019: al comienzo de cada año hacemos una recopilación de datos de Deepomatic, para asi poder elaborar nuestra contabilidad del carbono. Algo poco frecuente en una empresa como la nuestra, todas estas etapas se realizan internamente, bajo la dirección de nuestro Departamento de Desarrollo Sostenible. Por primera vez desde que empezamos este proyecto, podemos analizar e interpretar las tendencias que hemos observado en los últimos cuatro años. De este modo, nuestro ultimo informe sobre el carbono de 2022 nos permite informarles sobre estas tendencias.
Vamos directo al grano : pragmáticamente, nuestras emisiones están aumentando, tanto en términos absolutos como relativos. En 2021, nuestro balance general indicaba que éramos responsables de 128 tCO2e, en comparación con a 276 tCO2 en 2022. Visto así, habría mucho de lo que preocuparnos... Sin embargo, lo que parecen malas noticias son motivo de orgullo para Deepomatic…
A que se debe esto?
Un impacto inicial limitado
Deepomatic ya era relativamente prudente antes de poner en marcha su primera evaluación y aplicar las consiguientes medidas de reducción. Prueba de ello : la contratación de una persona exclusivamente dedicada al desarrollo de la política de RSE cuando la empresa tenía 30 empleados surgiendo desde una demanda interna. Este tema ya era preocupante, y ya habiamos tomado una serie de medidas antes de nuestras primeras evaluaciones. En un entorno como el nuestro, reducir las emisiones es más complejo que en otros escenarios donde se pueden cambiar facilmente los hábitos. Además, aunque el impacto de la tecnología digital es descomunal, las emisiones de las empresas SaaS como la nuestra siguen siendo bastante bajas en comparación con los sectores industriales que se ocupan de transformar y enviar productos físicos. En parte, estos factores explican por qué no ha logrado una reducción drástica de las emisiones. Veamos más en detalle qué justifica estos aumentos.
Grandes cambios metodológicos
La explicación de este aumento radica en los numerosos cambios metodológicos que han afectado a la forma de medir nuestras emisiones. Estos son algunos ejemplos:
- Este año, por primera vez, hemos integrado las estimaciones de emisiones propuestas por nuestro proveedor de servicios en la nube. Hasta ahora, nos basamos en hipótesis cuantificadas a partir de una metodología interna aprobada por entidades externas. A pesar de nuestra intención de aumentar en lugar de disminuir los resultados, las cifras proporcionadas son 4 a 5 veces superiores a las del año anterior. Aunque nuestro uso ha incrementado considerablemente, parece que subestimamos el impacto global.
- Otra novedad en el ámbito digital, es la inclusión de la transferencia de datos (internos y externos) a través de redes, así como videoconferencias y seminarios. A causa del escaso grado de desarrollo global de las dimensiones digitales mencionadas, estas no se tuvieron en cuenta hasta ahora.
- Del mismo modo, nos ha costado integrar el uso de programas informáticos en nuestro balance general, a pesar de que representa una gran parte de nuestras compras. Ahora que hemos identificado el factor de emisión correcto, estamos en condiciones de considerar este aspecto. Esta categoría representa por sí sola casi 18 tCO2e, es decir, aproximadamente el 7% de nuestras emisiones.
- Al igual que el software, el teletrabajo no se incluyó en evaluaciones anteriores, ya que no disponíamos de las líneas metodológicas para hacerlo. ¡Desde este año, se ha conseguido!
- Por último, la gran mayoría de nuestras emisiones proceden de los servicios que utilizamos en Deepomatic (alrededor del 25%), como los encargados del mantenimiento y conservación de nuestras instalaciones, o para eventos internos. Es importante señalar que el impacto de estos servicios se mide mediante factores monetarios, que son imprecisos y tienden a inflar las estimaciones. Este año, hemos adoptado una lectura más depurada de nuestros expedientes contables, lo que nos ha permitido tener en cuenta el impacto de los servicios, incrementando así la puntuación en comparación con años anteriores.
Si el aumento drástico de nuestras emisiones no se ve como una mala señal, es porque no lo interpretamos como un deterioro de nuestro comportamiento, sino como la señal de un perfeccionamiento metodológico global. Estamos convencidos que si se mejoran los métodos de evaluación, las empresas se acercarán más a su impacto real.
Ahora que hemos llegado a una metodología que tiene en cuenta todas nuestras emisiones directas e indirectas, hay muchas razones para creer que las evaluaciones futuras serán más fáciles de comparar.
Pero, ¿y los retos que revela nuestra huella de carbono?
Nuevos desafíos
No planeamos “dormirnos en los laureles” en este tema. Sabemos que tenemos que permanecer en alerta constante, porque el menor descuido tiene consecuencias. Hemos observado este fenómeno en nuestros viajes de negocios, que, a pesar de la aplicación de una rigurosa política de viajes, han aumentado considerablemente. La diferencia se debe en parte al repunte de la actividad internacional tras la COVID, que naturalmente había limitado nuestra participación en eventos externos.
Además de mantener nuestras políticas, nuestro nuevo desafío es organizar nuestras acciones y profundizar en nuestras medidas de reducción. De hecho, tras nuestra primera revisión en 2019, habíamos puesto en marcha una serie de acciones:
- Restringir los desplazamientos de nuestros empleados, obligándo a coger el tren en todos los viajes que de menos de 7 horas de largo.
- Formalizar una política de compras de equipos informáticos que priorice los productos reacondicionados, con un objetivo de renovación del 100% para 2024.
- Política de reducción y reciclaje de residuos.
En el momento de su aplicación, no intentamos cuantificar su impacto potencial en un plan de acción detallado. Se emprendieron de forma más bien "instintiva". Hoy tenemos que emprender nuevas acciones de reducción, que están resultando más difíciles y costosas de aplicar. Giran en torno a dos grandes pilares: la optimización de la nube (Cloud) y la reducción del consumo de energía en nuestras oficinas mediante la mejora del aislamiento general. Para ayudarnos a planificar estas medidas de reducción de manera más concreta y operativa, elaboraremos un plan de costes durante el próximo trimestre. Hasta que este plan esté totalmente definido, presupuestado y compartido, le invitamos a que consulte nuestros planes Informe sobre el Carbono 2022, que le dará una idea más clara de nuestra metodología y resultados.